domingo, 21 de diciembre de 2014
Una Rayuela sin escapatoria...
sábado, 15 de junio de 2013
Parafraseando a Alejandro Dolina
lunes, 29 de abril de 2013
Arde Argentina
Desde aquel "que se vayan todos" del 2001 en la Argentina han habido grandes cambios, no solo en lo económico-social, también han habido algunos grandes cambios en la participación ciudadana y en el ejercicio de los derechos democráticos. Lamentablemente, algunos de los cambios mas esperados no han llegado, entre ellos la honestidad de los dirigentes. En tal sentido, viendo las propuestas de cada partido político, aún los partidos partidos y repartidos como es hoy el peronismo o justicialismo, los políticos que se postulan están lejos de ser ejemplos de honestidad y decencia. La moral y la ética han ido cambiando por necesidad y los argentinos estamos obligados a votar por el que pareciera que va a ser menos corrupto o por la corrupción que nos beneficie dependiendo de que condiciones socioculturales tengamos, digamos a que clase social pertenezcamos.
Veo desgarrarse las vestiduras ante las denuncias de periodistas (en todos los medios) sobre actos de corrupción en los actuales gobiernos (sea el nacional, municipal o provincial) y al mismo tiempo desoír las acusaciones que les hacen a los políticos de los que se es partidario.
Es imprescindible incluir a los sindicalistas dentro de los mas corruptos para entender que se perpetúan en el poder al que llegaron, en muchos casos, a través de la violencia, sin que nadie pueda modificar las formas de elecciones haciendo que en ningún caso puedan permanecer durante mas de dos períodos.
Leyendo un poco de historia vemos que no hay partido político ni sindicato limpio, quizás solo aquellos que nunca tuvieron la oportunidad de acceder al poder, pero quizás sea solo justamente por eso.
Por otro lado tenemos una lógica que nos dice que el solo hecho de ser honesto no garantiza que sean personas idóneas para los cargos administrativos y ejecutivos que deben realizar. Es simple entender que alguien que debe asignar partidas presupuestarias, además de controlar que todas estén libres de corrupción, las mismas deben estar bien asignadas, dentro de un proyecto, dentro de un programa a largo plazo con objetivos claros y coherentes con las políticas que los llevaron al poder.
La honestidad se demuestra durante el ejercicio del poder, no antes.
La cuestión es ¿quienes son esas personas honestas e idóneas para ejercer los cargos ejecutivos y legislativos? ¿Están dentro de los partidos políticos? ¿Podrían seguir siendo honestos luego de ser electos para los diferentes puestos? Cuando se buscan políticos honestos indefectiblemente se deben buscar en ejemplos de comienzos o mediados del siglo pasado.
Me pregunto: Si la sociedad adoptó la corrupción en sus diferentes matices como forma de movilizar todos sus diferentes engranajes, ¿Puede una persona honesta hacer algo sin caer de una u otra forma en un acto de corrupción?
Y entramos nuevamente en la gran duda filosófica ¿existe la persona honesta?
Por último, supongamos que encontráramos a la persona honesta, pero da la casualidad que pertenece a ideas políticas contrarias a nuestros principios... ¿Lo votamos igual por ser honesto o queda descartado de lleno porque no hará la política que nosotros queremos?
Digamos que lamentablemente la honestidad va a quedar en un segundo plano y tendremos que estar permanentemente disconformes con la corrupción de los diferentes gobiernos que se sucedan. No se trata de aprobar y contribuir con la corrupción sino aceptar que por ahora es algo demasiado enraizado en todas las formas de administración (pública o privada) y dentro de los tres poderes republicanos.
Solo resta ponernos de acuerdo como sociedad, mas allá de las ideas partidarias que tengamos, que aquel "que se vayan todos" no se cumplió pero buscar la forma para que sea cierto incluyendo las palabras "los corruptos" a la frase.
Como expresión de deseo les digo que "Quisiera llegar a ver un gran juicio, como el juicio a las juntas, donde todos los políticos y sindicalistas pasen por el banquillo demostrando como hicieron las fortunas y devolviendo al estado hasta el último centavo."
viernes, 4 de marzo de 2011
La sombra propia
Mientras le leía este cuento a mi hijo, elegido al azar, vi claramente que las palabras tienen diferentes interpretaciones pero que sin embargo la búsqueda es una..
Es de un Cura cristiano que se llama Mamerto Menapace, la verdad que tiene cuentitos cortos muy buenos, otros que no me gustan para nada!! jaja pero bueno este si y espero que lo disfruten!
El que no da la cara a la luz, se obliga a caminar detrás de su propia sombra.¡Qué difícil es ser realista en la propia vida! Resulta más fácil entregarnos a nuestra propia sombra, a nuestros sueños, a la marca que dejamos en el suelo.
Porque la realidad tiene siempre mucho de imprevisible. Nos supera y nos envuelve. En ella nos encontramos colocados y no la podemos manejar, como lo hacemos con la carretilla de nuestros sueños. La sombra no tiene peso, y por eso al proyectarla contra un obstáculo fácilmente lo supera. Se retuerce, se amolda, trepa y se alarga. Ha logrado muy fácilmente superar el obstáculo con el que nos topamos en el camino. La sombra ha pasado. Pero nosotros no. Porque el obstáculo es real. Y nos encontramos detenidos por lo que se atraviesa ante nuestros pies.Es probable que en ese momento giremos la carretilla de nuestra sombra y creamos seguir tras ella simplemente porque la seguimos empujando delante nuestro. Y así vamos sembrando nuestra vida con trozos de camino que terminan siempre en fracasos, aunque no tengamos el coraje de reconocerlo, autoengañándonos con la convicción de ser leales a una idea.
Pero el que se anima a dar la cara a la luz, obliga a su sombra a marchar detrás suyo, haciendo su mismo camino. Porque el que camina con la luz de la realidad en sus ojos, también tiene su sombra. Pero no la sigue. Es ella la que lo sigue a él. Y su sombra no supera obstáculos que previamente no hayan sido traspasados por los pasos reales del que camina.
Hombres y sombra realizan así un mismo camino. Ideales y realidad forman una misma historia. Probablemente los ideales tocarán menos realidades, pero éstas serán aquellas que han obligado al hombre a crecer y avanzar.
Este hombre ha aceptado las exigencias de la luz en su camino. Exigencias dura. Pero que han unificado su huella, y que en definitiva le habrán permitido llegar, cuando tenga que entregar su sombra madura a la noche.
Sólo el hombre con una sombra madura puede esperar sin miedo la luz de un nuevo amanecer. Será un hombre que ha hecho su camino.
“Cuando no se quiere ver,
no hay más que cerrar los ojos.
Pero no es bueno, a mi antojo
ser ciego, y por voluntá.
Castiga más la verdá
en rancho que usa cerrojos.
(José Larralde)
La sombra propia, de Mamerto Menapace.
Publicado en el libro Madera Verde , Editorial Patria Grande
(Desconozco la biografía de este Sr. así que estoy libre de todo prejuicio sobre él, quizás por eso puedo disfrutar sus cuentos!)